Autos&Viajes
Última etapa Bugatti Grand Tour Chile-Argentina 2017
TEXTO: Andrés Canet / FOTOS: Francesco Piras (Bugatti) / Andrés Canet
Etapa 7
La última etapa prometía sensaciones únicas y un misterio que necesitábamos resolver. ¿Cuánto afectaría a los autos los casi 5.000 metros de altura del Paso de Jama, la ruta que une Argentina con Chile en el norte de nuestro país?
Los cuatro turbocargadores de los Bugatti resolvieron si problema esta intriga, amenizando la pérdida de potencia que genera la falta de oxígeno en el aire a estas alturas. Honestamente perdimos más rendimiento nosotros, que nos costaba respirar, que los autos.
En medio de las Salinas Grandes de Jujuy los organizadores montaron una gran carpa para almorzar. La gruesa y dura sal suele lastimar los neumáticos por lo que los Bugatti se quedaron sobre la ruta y solo ingresaron unos pocos metros para la foto de rigor. El resto nos movilizamos en los autos de alquiler, tanto en mi camioneta como en los vehículos oficiales del evento. Salvo el dueño del Rolls Royce Sweptail, que llegó hasta la mismísima carpa haciendo oídos sordos a las recomendaciones. Eso sí, se llevó las mejores fotos dignas de un cuadro.
Esta última jornada de conducción se sintió bastante larga. No por los 450 km que unían Humahuaca con San Pedro de Atacama, sino por el agobiante calor, la falta de oxígeno, el apunamiento producto de la altura y sobretodo por la lentitud de quienes tenían a su cargo el control migratorio y de aduanas Pero dicen que no hay mal que por bien no venga, y la excesiva demora en el paso fronterizo de Jama hizo que descendiéramos hacia San Pedro de Atacama entrada la noche, disfrutando de un atardecer dibujado en el parabrisas que quería robármelo.
Obviamente quienes conocen esta localidad chilena sabrán que es absolutamente imposible adentrarse en sus calles con este tipo de vehículos, así que la organización tenía programado otro excéntrico plan. Unos kilómetros antes del ingreso a la ciudad, dispusieron de un campamento con bebidas y snacks para hacer entrega de los autos y poner punto final a la conducción. Las bellas máquinas partieron hacia Santiago de Chile en camiones individuales -1 auto por grúa-, y desde allí hacia la fábrica para realizar un chequeo final de cada vehículo y despacharlo al reencuentro con su dueño en perfecto estado.
Solo quedaba un día de descanso, la cena de cierre y el regreso a casa de los participantes. Algunos con varias horas de vuelo, otros como nosotros con apenas un poco más de lo que dura un partido de futbol –con alargue y penales-.
A veces no tenemos noción de las oportunidades que se nos presentan en la vida. Haber participado de este Bugatti Grand Tour fue una experiencia inigualable. Conozco muchas personas que se pasarían días admirando y observando en detalle cada uno de los autos, aunque sea estacionados. Yo los vi andando, acelerando, e incluso pude manejar uno de los doce Veyron que participaron del tour, lo cual elevó la vara de lo que espero en el futuro. Del cual no tengo la más remota idea de lo que me deparará, pero lo único seguro es que tiene una misión muy difícil.•