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OBAMA ES EL AVISPON VERDE?
Parece sacada de una novela de espías, de una película o incluso de un relato de ciencia ficción, pero "La bestia" es real. Se trata del vehículo en el que el presidente estadounidense Barack Obama circula tanto por su país como por el extranjero, como en los casos de su visita a Cuba y Argentina, donde se encuentra ahora.
La limusina, también apodada "La bestia negra" ha transportado a Obama desde 2009, y es la heredera de otros vehículos presidenciales como el Sunshine Special de Franklin D. Roosevelt o el X-100 en el que John F. Kennedy circulaba por Dallas cuando fue asesinado.
Para evitar que instancias como esas vuelvan a repetirse, en una época en la que la seguridad es una prioridad para EEUU, el simil de Betsabe, el auto del Avispón Verde, cumple con una serie de requisitos y dispositivos impuestos por el Servicio Secreto, la guardia presidencial.
Fabricada por General Motors en la ciudad de Detrit, el Cadillac limusina cuenta con vidrios antibalas de 20 cm de espesor y neumáticos ran-flat, que permiten seguir circulando a pesar de los pinchazos.
Las puertas no tienen cerradura. El método de apertura es solo conocido por el Servicio Secreto. Además, cuenta con un ambiente cerrado en un 100%, que se aísla completamente del exterior, protegiendo al mandatario en caso de un ataque químico.
Como herramientas defensivas, posee lanzagranadas, un lanzador de gas lacrimógeno, ametralladoras, escopetas, lanza misiles y hasta un disparador de bengalas para desviar cohetes. No solo eso, también está provista de tanques de oxígeno y botellas de sangre compatible con la del presidente, en caso de que un ataque lo deje en necesidad de una transfusión.
El costo de cada uno de estos “tanques de guerra” es de un millón de dólares. Y si bien se asegura que es irrompible, en una visita de Obama a Irlanda en 2015, el bajo chasis del vehículo se atascó con un mecanismo del portón de la embajada estadounidense en Dublín.
"La bestia negra" continuará en servicio durante un tiempo, hasta que finalmente sea destruido con balas explosivas por el Servicio Secreto, en parte para comprobar su resistencia y también para que el vehículo no pueda ser desguazado y sus secretos revelados por otros.