En realidad el título de esta nota debió ser "Crónica de un retiro anunciado".
Hoy se cumplen exactamente 35 años de la última presentación oficial como piloto de Carlos Alberto Reutemann en la Fórmula1.
Fue en el ya desactivado autódromo de Jacarepagüa en la bella Rio de janeiro, prácticamente el patio de su casa, donde Lole pegó el portazo definitivo.
Y digo un retiro anunciado porque luego de la frustración de aquel 17 de octubre del año 81 en Las Vegas, el santafecino había anunciado su retiro.
Entre la insistencia de Frank Williams, el tentador número de un nuevo contrato que había arreglado Domingo Cutuli, su manager, las concesiones a las cuales accedía el equipo de Grove y las dudas que generaban en su interior, si estaba listo para verla desde abajo a la nueva temporada que se acercaba, Reutemann decidía volver tan solo para probar y por un par de carreras.
Así fue el acuerdo verbal que realizó con Sir Frank Williams y así lo cumplió al pie de la letra.
La Fórmula 1 en ese año 82 era un infierno, cargada de conflictos entre los pilotos, equipos y los organizadores. Era tal el descontrol que entre la primera fecha y la segunda pasaron dos meses.
Argentina no era esquiva a esos problemas y se cancelaría definitivamente el Gran Prix de Bs As, un clásico del calendario por aquel entonces.
La carrera de Brasil no tuvo muchas alternativas. En los ensayos previos Lole renegó con un Williams baqueteado, recurrió al muleto, rompió motor y no obtuvo buenos tiempos, tal es así que su compañero de equipo, Keke Rosberg, lo había superado.
La clasificación quedaba sexto y el finlandes 3º.
La carrera para el argentino duró apenas 21 vueltas de las 63 pactadas. Fastidioso porque el motor Cosworth del FW=07C no aceleraba y por ende no podía pasar en las rectas al poderoso Renault Turbo de René Arnoux que no tenía un gran desenvolvimiento, Lole, vio el hueco, se tiró, pero el francés cerró su marcha y la consecuencia fue inevitable, los dos afuera.
De esta manera terminaba la actuación de Reutemann en la F1 luego de una década, con casi 40 años cumplidos, debut con pole, 12 triunfos por los puntos y un subcampeonato del mundo.
Días después Carlos manifestaba:
"Efectivamente, abandono la Fórmula 1, y esta vez es terminante. Pensé mucho en cuales eran realmente mis sentimientos hacia ella, antes de Sudafrica, y ya no tan relajado entre la carrera de Kyalami y la de Río. Fui a cada una de ellas en las mismas condiciones, con la misma sensación; solo varió el resultado entre una y la otra, y en Brasil todo se vino abajo.
No influyeron tanto los líos políticos, de los que siempre me mantuve al margen, ni el mayor esfuerzo físico que requiere el auto actual. Cambie yo. Ya no tenía el mismo entusiasmo, ya no hacía las cosas del mismo modo que antes, sentía indiferencia hacia todo, hacia la técnica, hacia el ambiente.
Así que cuando regresé al hotel después del GP de Brasil le dije a Frank que me retiraba, que ya no me sentía en condiciones de responderle como se merecía".
Lole decidía no seguir. Su historia posterior es más que conocida, pero lo que muchos no recordábamos era algo que Carlos me contaba en una charla en el Congreso hace un año y que realmente me sorprendió:
"Estaba en el Campo y uno de mis colaboradores me dice que se mató Giles, por Villeneuve su entrañable compañero y amigo, no lo podía creer. Quede muy mal, diría conmocionado."
Pero lo que dejó perplejo a Reutemann fue la propuesta que llegó desde Italia 48 hs. después:
"Me llamó Marco Piccinini, Director Deportivo de Ferrari por entonces, para ofrecerme el lugar de Giles. Una extraordinaria tentación deportiva para cualquier reciente piloto como lo era en aquel momento yo. Sinceramente no me acuerdo si le corte o lo mande a pasear. Tenía en mi mente el rostro de mi querido amigo, la frustración de Las Vegas, la locura de Sudáfrica y Brasil, los autos que eran en esa época una trampa mortal. Nunca se me había pasado por la cabeza desde que decidí retirarme que me podía llegar una invitación así. Pensé yo creo en el destino ya está, no podía volver".
Pasarían muchos años antes que Lole reconociera que podía haber continuado un par de temporadas más en la Fórmula 1.
Pero como él siempre dijo, en cada nota que se le hacía con el correr de los años y que también al que suscribe se la reiteró en el final de la charla:
"Marcelo, cada vez que pienso que cuando era chico iba a caballo a la escuela en mi querida Santa Fe, y llegue a correr y ganar 12 carreras en Fórmula 1, y puedo contarlo, esta todo dicho. La vida ha sido muy generosa conmigo".