Argentinos en el exterior
Sacha Fenestraz, un argentino más
Los buenos resultados, su reciente exhibición en un F1 de Renault y su esperanzadora proyección lo ponen a Sacha Fenestraz en el centro de la escena. Campeón de la Fórmula Renault 2.0 europea, ganador del fin de semana pasado en el callejero de Pau, líder del exigente certamen FIA Fórmula 3 Europea e integrante de la Academia de Desarrollo de Pilotos de Renault Sport, lo convierten con 20 años de edad en uno de los jóvenes talentos del automovilismo mundial. Y como nadie es profeta en su tierra, en la Argentina se debate sobre su nacionalidad. Nacido en Francia y con documento francés, llegó al país junto a su familia cuando apenas tenía seis meses de vida y vivió en Córdoba hasta los trece años, cuando comenzó a experimentar el desarraigo con su aventura europea en el automovilismo internacional. Una historia de vida que vale la pena conocer, para entender por qué Fenestraz debería representar a la Argentina…
Los aficionados argentinos comenzaron a escuchar con más frecuencia en el último tiempo el nombre Sacha Fenestraz. Y pocos lo conocen en profundidad. Al ser señalado como el franco-argentino, existe confusión respecto de sus orígenes. “¿Es “nuestro” o es extranjero?”, se preguntan. Y la realidad es que el contraste es muy grande entre lo que indica su documento de identidad, contra la elocuencia de su tonada cordobesa pura, su picardía criolla y su pasado. Su casa, sus amigos, sus costumbres, su niñez, su infancia, el despertar de su adolescencia, su corazón… todo está en la Argentina.
Raoul y Stephanie llegaron en los primeros días del año 2000, una vez que la llegada del tercer hijo, Sacha, les permitió concretar el proyecto de emigrar de Francia. Raoul anhelaba desde hacía tiempo radicarse en Argentina, país que visitaba con frecuencia junto a su padre para cazar patos en los campos de la provincia de La Pampa. Raoul y su esposa habían vendido un restorán de Francia y con ese dinero se vinieron para la Argentina, cuando Sacha tenía recién seis meses, y sus hermanos Vicky y Goti 6 y 8 años, respectivamente. Después de un paso fugaz por la ciudad de Santa Fe, comenzaron a buscar un pueblo tranquilo, que estuviera cerca de las montañas y de una ciudad grande con aeropuerto.
Por recomendación, emprendieron viaje rumbo a Córdoba e hicieron pie en un campo de 200 hectáreas en Ascochinga, donde vivieron durante los dos primeros años. En el 2002, comenzaron a construir en Jesús María el hotel Maison Fenestraz, de la cadena familiar fundada por el abuelo de Sacha en los Alpes franceses, donde se erigen dos sky resorts ubicados en Meribel y Courchevel, en la zona de Los Tres Valles, el complejo de nieve más grande del mundo con 520 kilómetros de pistas (lugar donde se accidentó Michael Schumacher).
Antes de cumplir los tres años, Sacha se subió por primera vez a un karting en la pista de Colonia Caroya. Era un chasis casero con motor Stihl y pedalera modificada pegada a la butaca. Una pieza de colección que aun conserva la familia en la casa de Jesús María, donde también descansan alrededor de 65 trofeos, desde los tiempos junto al “Pelado” Martino (padre de Sebastián, director deportivo del equipo Fela de TC 2000) –a quien consideraba como su abuelo argentino-, hasta los días en el equipo de “Pancho” Vicente. Con 4 años, Sacha fue hasta ese momento el piloto con menor edad en recibir una licencia deportiva.
El más chico de los hermanos tardó en largar las primeras palabras, al punto de preocupar a Raoul y Stephanie, quienes adentro de casa hablaban el idioma francés. Aunque cuando aprendió a pronunciar las primeras palabras, lo hizo siempre en castellano, y con tonada cordobesa, al igual que sus hermanos. Sacha debió tomar clases de francés para aprender la lengua de su familia. Incluso hoy, lo habla pero no lo escribe y le resulta complejo leerlo. El francés es su tercera lengua. Después del español y el inglés, idioma en el que se comunica habitualmente por su residencia en Guildford, un pueblo de estudiantes ubicado a 45 minutos de Londres, donde convive en un departamento con el piloto de pruebas de McLaren, Lando Norris. Ambos se conocieron en la Fórmula Renault europea en el 2016 y comparten al mismo representante: ADD Management.
Sacha fue alumno de la Asociación Educativa Pío León, de Jesús María, desde jardín hasta tercer grado, al tiempo que el karting era su actividad extra escolar. Los miércoles, jueves y sábado tardaba 15 minutos en llegar desde su casa hasta el kartódromo de Colonia Caroya, para pasarse toda la tarde probando en karting. A los que se podía sumar otra jornada, si la lluvia sorprendía cualquier otro día de la semana para acumular experiencia en piso mojado. En aquellos años en los que se moldeaban las amistades para toda la vida, Matías Carpinello y Juan Pablo Domene fueron -y son hasta hoy- sus “socios” incondicionales.
Facundo Enemark es su otro gran amigo, que conoció en Córdoba cuando Sacha se instaló junto a sus hermanos en un departamento de la capital, para continuar con los estudios en los últimos tres años del colegio primario. El cuarto grado lo cursó en el instituto bilingüe Mark Twain, donde probó sin éxito jugar al rugby. Enseñanza de jornada completa y reglas estrictas, lo empujaron a buscar un nuevo colegio. Allí pasó a la Escuela Nueva Juan Mantovani, donde conoció a su amigo Facundo, piloto de motocross. Poco adepto al fútbol e hincha de Boca, también probó en las dos ruedas durante un tiempo, aunque nunca llegó a ser disciplina principal.
Sacha crecía en el karting. En tierra, asfalto, campeonatos cordobeses, regionales, el Argentino, Rotax... Siempre protagonista. Rival de una camada entera de pilotos que hoy crecen en el automovilismo nacional, y con los que peleó carreras y campeonatos, como Matías Fernández (Turismo Pista), Jorge Vitar (TC 2000), Guido Moggia (Fórmula 2.0), Ricardo Degoumois (TC Pista), Gregorio Conta (TC 2000), Alan Guevara (TC Pista Mouras) y Gastón Iansa (Turismo Nacional), entre otros.
En aquellos años, Sacha viajaba una vez por año a Francia junto a su familia, para pasar las fiestas de fin de año con sus abuelos. Hasta que en 2012, su abuelo falleció y su padre Raoul tuvo que tomar el control de la cadena hotelera y otras propiedades. Con 12 años, el joven piloto ganó en Buenos Aires un premio de la Prokart para correr una carrera en Italia. Así conoció el karting europeo y decidió probar suerte en el Viejo Continente. Se instaló en un pueblo ubicado a dos horas de Le Mans, en la sede de un equipo que contaba solo con dos personas: los dueños, padre e hijo de unos 60 y 40 años de edad, respectivamente. Fueron dos años difíciles en lo personal, en una localidad de 100 habitantes, con poco para hacer, donde sufrió el encierro y la falta de distracción.
Comenzó a hacer el camino de a poco. Campeonato francés de karting, dos fechas por año de la X30, la final mundial en Lyon, la Rok Cup en Italia y campeonato europeo, donde apenas clasificaba cerca del 30° puesto. Ya en el 2014, comenzó a codearse con los top ten. Hasta que en el 2015 debutó en los monopostos, siendo subcampeón en la Fórmula 4 francesa en su primer año. Lo demás, historia reciente… Fue el mejor debutante en la temporada debut de la Fórmula Renault europea, en 2016, y quinto en el campeonato general. El año pasado se consagró campeón de esta categoría que es la primera vidriera del automovilismo mundial.
Fenestraz nunca abandonó los estudios. Desde Europa, cursó todo el ciclo secundario a través del SEADE (Sistema de Educación a Distancia del Ejército Argentino). Sacha extraña Argentina. Viaja unas tres veces al año a visitar a su familia y amigos. Pocos días atrás comenzó a tramitar el pasaporte argentino. Sueña con cantar el himno nacional en los podios europeos. Todavía corre con la licencia deportiva francesa. La bandera argentina es su amuleto de la suerte y la lleva en su mochila a cada carrera. Aunque este año ya no puede exhibirla, como hasta la temporada pasada, porque desde hace un mes cuenta con el apoyo económico de la Federación Francesa de Automovilismo. Un respaldo que no llegó desde la Argentina, desde donde parecieran no reconocerlo.
Apenas hubo una reunión, el pasado mes de marzo, entre representantes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el padre de Sacha. Sin embargo, nunca llegó la segunda llamada que se esperaba para abril para confirmar el apoyo. Y si bien aun espera el guiño desde Argentina, ya sea del sector político o desde el Automóvil Club Argentino, Fenestraz no pudo dilatar más las negociaciones con la Federación Francesa de Automovilismo, ya que el acuerdo le permite completar el presupuesto para correr en la Fórmula 3 europea durante esta temporada.
“Sacha lo único que tiene de francés es el documento, tenía 8 meses cuando llegó a Córdoba. Yo diría que es más cordobés que la cañada, jaja…”, sentenció nada más y nada menos que José María López en su cuenta de twitter, luego de que se instalara la discusión en las redes sociales el domingo pasado tras el éxito del franco-argentino en la F3 europea, en Pau. “Pechito” lo conoce bien. Desde cuando el pequeño Sacha le insistía para que le prestara su karting cajero en Colonia Caroya con 10 años. Una relación que fue aun más cercana cuando López comenzó una relación con su hermana Vicky. Y si bien hoy ya no son cuñados, la amistad sigue intacta.
El tricampeón del mundo conoce tanto de Fenestraz, como de la crueldad de un país que no solo le da la espalda a sus pilotos, sino que además muchas veces ha puesto en duda los logros de sus representantes, quienes a su vez no solo son admirados en el exterior sino que además han sido verdaderos embajadores argentinos. Es el turno de Fenestraz. Un buen momento para cambiar la historia…