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¿QUÉ SUCEDE CON EL AUTÓDROMO DE BUENOS AIRES?
Este año el automovilismo argentino, a diferencia de los anteriores, volvió a poner el foco en la Catedral, el Autódromo Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires. Las disciplinas más importantes reservaron su lugar para el ejercicio 2017. Sin embargo, la actividad en el predio porteño corre peligro debido a las exigencias que impone la Agencia Gubernamental de Control (AGC) de la Ciudad a los escenarios de los eventos masivos.
El Autódromo transita un nuevo camino. Tras la aprobación en la Legislatura porteña para la puesta en valor, no sólo con la actividad deportiva sino también con la generación de un polo comercial vinculado al sector automotor, ahora encuentra un inconveniente para el desarrollo de la actividad, debido a las normas que desde la AGC imponen para los acontecimientos convocantes.
El último fin de semana estaba programado un festival de categorías zonales en el Gálvez, que finalmente se suspendió. A raíz de esa situación, Juan María Traverso, titular de la Asociación Argentina de Volantes (AAV) e integrante del grupo que está a cargo del Autódromo (bajo la presidencia del ex piloto Fernando Croceri), expresó a través de las redes sociales: “Hicimos tanto, pero la AGC está impidiendo que la puesta en valor del Autódromo de Buenos Aires se lleve a cabo. Una lástima para el deporte”.
Tras el lanzamiento que los nuevos responsables del predio de Villa Lugano realizaron junto con el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, además de otros funcionarios porteños, el autódromo Oscar y Juan Gálvez ahora enfrenta las nuevas normas que imponen desde la AGC, que rigen para todos los eventos “masivos”, con excepción del fútbol.
Ante esta nueva situación, el Súper TC2000, que tiene previsto iniciar la temporada el 4 y 5 de marzo, puede sufrir alguna modificación.
¿Cuáles son las normas que deben acatarse para un espectáculo “masivo” en la Ciudad de Buenos Aires? Entre otras que establece la Ley 5641, un informe de impacto acústico, constancia de cumplimiento de las cuestiones de seguridad respecto a instalaciones y/o estructuras fijas y/o transitorias que exija la reglamentación.
Asimismo, además, la AGC establece que debe proveerse de un control de acceso tecnológico (molinetes), debidamente homologado y certificado a fin de garantizar el respeto de la capacidad máxima otorgada. Ese sistema deberá contemplar pantallas en las puertas de acceso y en el interior del lugar donde se desarrolle el evento, que permitan verificar en tiempo real de manera precisa y en tiempo real el porcentaje de ocupación. A ello la AGC deberá tener acceso a la información completa de ingresos y/o egresos del predio.
Se reglamenta un informe de impacto acústico extendido por la Dirección General de Evaluación Técnica de la Agencia de Protección Ambiental, o constancia emitida por dicha Unidad de Organización acerca de la nulidad de la necesidad de establecer condiciones específicas de funcionamiento.
También se especifica sobre un servicio de asistencia médica “in situ” en lugar accesible para los concurrentes y debidamente señalizado, acorde a la dimensión del evento. En tanto, se puntualiza sobre el acceso gratuito a la hidratación: “Deberá ser la adecuada durante el evento, a través de fuentes de agua aptas para el consumo humano. Los expendedores y/o bebederos de agua deberán estar distribuidos de modo tal de favorecer el acceso desde distintos puntos del lugar”.
Por último, entre otros ítems, que además de necesitar tiempo para la implementación también se requiere de inversión económica, se detalla el servicio sanitario: “En el caso de espectáculos públicos se calculará para los concurrentes a razón de dos lavabos y dos retretes cada 1000 personas (Hombres) y otros tantos para mujeres, considerándose 50% para público de cada sexo. No se objeta el uso de baños químicos para el cálculo”. En ese sentido, se toma el mismo parámetro para los primeros 1000 hombres y 1000 mujeres y luego se sumarán un lavabo y un retrete por cada 100 personas o fracción mayor de 20.
¿Cuál es el futuro del autódromo porteño? Otra vez la Catedral de la velocidad se sumerge en aguas tormentosas. Mientras intenta salir a flote con esta nueva situación, el interrogante abre el debate y las dudas acerca de su funcionalidad para la temporada que aún está en los albores.