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Los verdaderos autos de otros planetas
¿Cuántas veces escuchamos “maneja un auto de otro planeta”? Claro que hay distintas acepciones, Puede decirse esto para vehículos fantásticos, o en el mundo del automovilismo cuando se sospecha que no todo está en regla…
Pues bien, hoy recordaremos autos muy particulares. No ganaron carreras, no están a la venta, pero sí salieron de la Tierra.
En 1969 el Hombre alcanzó un gran sueño. Pisó la Luna. Aquel gran salto de la humanidad tuvo continuidad con otros hitos. El 26 de julio de 1971 se lanzó el primer auto a la Luna. Fue en la misión del Apolo XV, que trasladó al histórico prototipo (Lunar Roving Vehicle).
El proyecto fue todo un desafío para la NASA. Habría que diseñar un vehículo con conceptos diferentes a lo conocido.
Y allí apareció el primer SUV integral, eléctrico y todoterreno. Las ruedas no podían ser neumáticos, ya que la temperatura en el satélite oscila entre los 150 grados y los 200 bajos cero. Se optó por mallas de acero.
Debía transitar una superficie por demás hostil, con enormes obstáculos rocosos o cráteres que jamás devolverían a los rodados si allí cayeran. ¿Las medidas? 3,10 m de longitud, 1,80 m de ancho y 181 kg en vacío. El peso en carga es de 621 kg.
No funcionaría un motor a combustión, debido a la escasez de oxígeno, a lo que se apeló al novedoso sistema de motores eléctricos. El vehículo compacto, con chasis de aluminio, contó con la original idea de utilizar tracción integral, pero cada rueda tenía su propio motor eléctrico alimentado por dos baterías de 36 voltios y una vida útil de 180 kilómetros. Se ahorraba, de ese modo, el peso y potencial fallo de un sistema de transmisión.
La NASA invitó a las grandes automotrices a desarrollar el proyecto. Finalmente designó a Delco Electronics (una subsidiaria de General Motors) y Boeing para la construcción del novedoso vehículo. El presupuesto se disparó de los 19 millones de dólares originales a los casi 40 millones, pero el LRV se realizó en apenas 17 meses.
El mayor cuidado se centraba en la protección frente al polvillo lunar, que además de ser volátil y tóxico, constituía la principal amenaza para el funcionamiento de cada sistema que integraba el prototipo.
Otro desafío era el traslado. No es fácil enviar un auto a la luna, por lo que una de las principales características era su condición plegable. Una vez realizado el alunizaje, los astronautas tardaron 26 minutos en desplegar el particular vehículo.
En las dos misiones de Apolo siguientes se llevaron otros autos lunares. Los tres quedaron en el satélite. Cada uno de los LRV alcanzaba una velocidad máxima de 18 km/h y sólo recorrieron 25 kilómetros cada uno, en un radio no mayor a los 8 km del módulo lunar, ya que ante cualquier imprevisto los astronautas debían regresar de a pie.
Los tres autos quedaron en la Luna. La NASA envió otro vehículo en 2009, LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter) no tripulado, equipado con cámaras de alta resolución para el registro de materiales.
La NASA trabaja en otro prototipo para enviar a la Luna. Es el SPR (Small Pressurized Lunar Rover. Es más potente y seguro que los anteriores. Cuenta con 12 ruedas motorizadas. Diseñado en colaboración con General Motor, Nissan y Michelin, la cabina está presurizada, lo que permite a los astronautas tripularlo sin los enormes trajes. Más allá de la Luna, hay vehículos transitando Marte. De hecho se enviaron cuatro versiones de Mars Rovers con fines científicos en búsqueda de evidencia de vida.
En la carrera automotriz en el espacio, nadie se detiene. Toyota desarrolla su propio Rover, que podría recorrer hasta 10.000 kilómetros y está proyectado para 2030, ya sea para la Luna o para Marte.
Con objetivos más marketineros que expedicionarios, Elon Musk lanzó un Tesla Roadster al espacio en febrero de 2018. Sigue en órbita, con un maniquí vestido de astronauta simulando su conducción. Y los números son impactantes para un vehículo eléctrico: si bien no está en marcha, ya transitó los 2000 millones de kilómetros recorridos viajando a una velocidad de unos 9656 km/h.
¿Autos de otro planeta? La famosa frase dedicada a los extraordinarios vehículos o a los que no tienen, en lo deportivo, todo en regla, también tiene su sentido literal. En realidad, son autos para otros planetas. Y satélites. Parte del asombroso viaje tecnológico, que llega más allá de nuestro planeta.