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Girolami vs Canapino, el duelo continúa
Entre el 2014 y 2015, protagonizaron una de las rivalidades más intensas de la última década en nuestro automovilismo. Néstor Girolami y Agustín Canapino se enfrentaron arriba y abajo del auto. Como compañeros y en equipos distintos. Fueron agresivos con el volante en sus manos y también desde la dialéctica llevando la disputa al plano psicológico. Después de mucho tiempo, volvieron a cruzarse en pista el pasado fin de semana y compitieron mano a mano con respeto, aunque con fiereza.
Las manos se restregaron cuando el Mondeo de Girolami volvió de la recarga de combustible justo detrás del Mercedes de Agustín Canapino. Todavía quedaban 23 minutos de la final del Top Race en Río Cuarto. Lo necesario para poder disfrutar de la reedición de esos duelos personales que siempre le aportan un interés particular a las carreras. El de Isla Verde esperó casi hasta el final para pegar el zarpazo preciso y efectivo. El sobrepaso fue por afuera, en una horquilla y disputándose la victoria con su archirrival.
Para el aplauso y el disfrute. Por el valor del enfrentamiento, por la valentía y la caballerosidad. Ganar y saber perder. De eso se trata la deportividad, incluso cuando está en juego el orgullo. Hoy le tocó festejar al “Bebu” y otro día será al revés. Como viene sucediendo desde 2013, cuando probablemente haya sido la primera llama de esta antinomia. Fue en Junín, el 10 de agosto de 2013, con el Súper TC 2000. Girolami lo atendió en la penúltima curva al arrecifeño que venía con problemas en la dirección hidráulica. Ambos abandonaron.
Un año más tarde, en el mismo circuito bonaerense, volvieron a encontrarse. Peleaban por el triunfo en el Top Race en la apertura del campeonato 2014. Girolami cuidó la cuerda en la recta principal y cuando se abrió para el radio ideal, Canapino estaba por el margen externo. Los autos se rozaron en el momento del frenaje para la primera curva y el Mercedes del Sportteam terminó en la tierra arada.
Todavía no había arrancado el campeonato del Súper TC2000, donde iban a ser compañeros en Peugeot, y la relación ya estaba tirante. Arrancaba una convivencia deportiva complicada. Debían ganarse el territorio ajeno. Girolami ganó aquel campeonato luego de torcerle el brazo en los “200 kilómetros de Buenos Aires”, cuando su piloto invitado Mauro Giallombardo se hizo carne de esa rivalidad y la tomó como propia con una pelea electrizante con Canapino por la punta de la competencia más importante del año.
El 2015 fue el año más duro. Se enfrentaron varias veces y la relación estuvo definitivamente rota. En junio protagonizaron el duelo más caliente. A casi 300 km/h se corrieron en Rafaela. Canapino saltó en la última chicana a metros del banderazo final y voló contra el Peugeot gemelo de su compañero, con una maniobra que dividió las opiniones. Aunque los comisarios deportivos vieron culpable al arrecifeño. Le entregaron la victoria en pista a Mariano Werner, quien luego fue excluido para el alivio de Peugeot. Girolami fue el vencedor.
En los “200 kilómetros de Toay”, otra vez los Peugeot 408 se volvieron a cruzar en la punta de la carrera. Esta vez, Girolami le apuntó a la puerta del auto de Canapino que manejaba Ricardo “Caíto” Risatti en la primera curva. En la carrera nocturna del callejero de Santa Fe, tampoco se pusieron de acuerdo y por porfiarse el triunfo, le entregaron en bandeja la victoria a Facundo Ardusso con Fiat. Al final del año, Girolami se alzó con el bicampeonato y las tensiones bajaron en el mismo podio de la carrera final en San Luis, cuando su archirrival lo felicitó y reconoció a su compañero por el logro.
En el 2016, con Girolami corriendo en el Stock Car brasileño, los duelos fueron más esporádicos. El último enfrentamiento fue en San Juan, con el Top Race, en una carrera inolvidable donde ambos se superaron en reiteradas ocasiones. Pero algo ya había cambiado. Ya no eran más enemigos, tampoco amigos. Arrancaron un camino de respeto mutuo. Bebu se fue a Europa a correr al WTCC. Y el reencuentro se volvió a dar pronto en su retorno al país este año.
En la tercera carrera en la que compartieron pista (una de Súper TC2000 y dos de Top Race) se volvieron a cruzar. Y se sacaron chispa. Esta vez sin siquiera rozarse, pero queriéndose ganar. Porque cuando dos de los mejores pilotos del país se cruzan en un mano a mano, el resultado suma para la cuenta personal…
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