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“CREÍ QUE ME MORÍA. FUI MUY ESTÚPIDO”
“Creí que me moría. Fue un verdadero estúpido. La vida es un regalo y somos tan estúpidos que no aprendemos las lecciones que nos da. Pensaba que me iba a morir, fui muy estúpido en arriesgar tanto cuando no debía hacerlo”. Así de duro y contundente fueron las primeras declaraciones del ex piloto de motociclismo italiano Max Biaggi, en su primera entrevista que concedió tras el tremendo accidente sufrido con una supermotard en un circuito de tierra.
Biaggi realizó esas confesiones en la primera nota al diario italiano La Gazzetta dello Sport. El ex piloto permaneció durante varias semanas internado y finalmente el 26 de junio, justo cuando cumplió 46 años, pudo salir tras recuperarse del traumatismo torácico, con 12 costillas fracturadas y afectación a ambos pulmones, unas dolencias que provocaron que pasara dos veces por el quirófano: "El profesor Claudio Ajmone, el médico que me trató, me dijo que el 85% de las personas que sufren una lesión de este nivel, fallecen en el quirófano. Me siento un afortunado porque tuve mucho miedo a morir".
Y agregó: "Cada vez que tosía veía las estrellas, tuvieron que darme morfina para el dolor, me han operado dos veces, ha sido tremendo, me sacaron un litro de sangre de los pulmones, pero no recuerdo nada del accidente".
Sobre el momento del accidente, Biaggi recordó: "Fue un golpe muy duro. Apenas me acuerdo de que traté de levantarme y me sentí ahogar. Quien estaba allí me contó que pedía que me quitaran el casco, porque pensaba que el cierre me estaba estrangulando. En cambio eran lo hombros que me penetraban en los pulmones".
Sobre el tiempo que pasó internado, Biaggi explicó: "La mayoría del tiempo lo pasé tumbado. La parte terrible fue eso, estar bloqueado en la cama en la sala de reanimación, sin poder moverme o incorporarme. Durante 17 días no me he movido, los primeros no podía ni siquiera hablar, solo soplaba. Para comunicar escribía en el móvil".
El ex piloto destacó el gesto de varios protagonistas del ambiente del motociclismo, como Marc Márquez, que lo llamó, o Jorge Lorenzo, que “tomó un avión y vino a verme al hospital”.
