Turismo Carretera
Y ahora, Di Palma se mete firme a la definición
Seguramente para Josito Di Palma fue la carrera más larga de todas las que corrió. El de Arrecifes sabía que necesitaba llegar, porque venía de dos abandonos, pero también sabía que una victoria a esta altura del torneo lo dejaba muy bien parado de cara al futuro. No caben dudas que el gran candidato era Julián Santero, pero las carreras terminan cuando cae la bandera a cuadros. Ya con el mendocino fuera de la pelea, problemas con un neumático lo hicieron ingresar a boxes, Josito comenzó a trabajar su propio camino. No fue fácil. Debió transpirar, y mucho, ese buzo antiflama amarillo para poder llegar al escalón más alto del podio. Juan Pablo Gianini lo buscó permanentemente, lo atacó por momentos, pero el piloto del Maquin Parts supo contenerlo. Su vecino, Agustín Canapino, lo ayudó sin quererlo. Cuando el Titán atacaba a Juampi le daba aire para poder estar un tanto más tranquilo en la punta de la competencia.
Cumplida la vuelta 20 la bandera cayó sobre el Ford Nº 25 y el desahogo apareció automáticamente. Desde el habitáculo se expandía alegría hacia todas partes y el motor no dejaba de sonar. La vuelta de honor fue a puro festejo y a medida que iba pasando por las tribunas iba recibiendo los plausos del público que estaba presente. Al llegar a la zona del podio, Di Palma se bajó del auto y se quebró. Con su llanto demostraba que lo logrado no era algo más. Si bien ya ganó en varias oportunidades en el TC, lo de Villicum fue distinto. Fue un desahogo, fue sacarse de encima una mochila que estaba pesando, fue darle al equipo un triunfo con Ford, fue demostrar que pese a las adversidades se puede salir adelante y fue un volver a mostrar el Josito autentico.
A una fecha de la finalización de la etapa regular, Luís José Di Palma formará parte de la Copa de Oro y será un candidato firme. Cuenta con una enorme estructura que lo respalda, tiene la victoria que se necesita y su Ford ya integra la lista de los posibles campeones.