Opinión
Werner fue inteligente
El mensaje de Mariano Werner es mucho más crudo y repudiable que lo que realmente pergeñó para ejecutar en la pista, que no era ni más ni menos que minimizar el riesgo en un relanzamiento en el que tenía más por perder que por ganar, y prepararse para el ataque en las curvas siguientes.
El piloto de Ford quiso asegurarse que Agustín Canapino hiciera un tránsito rápido de la curva 1 para poder acomodarse detrás del líder con velocidad. Así podría intentar una superación en la curva 2. Con el aviso, Werner trataba de evitar que Canapino hiciera lento los primeros metros del relanzamiento para dejarlo ir por afuera en la primera curva, un sector en el que nunca el piloto que dobló por afuera logró ganar un puesto. Incluso era alto el riesgo de despiste en una zona sucia, sin grip, y con los neumáticos desgatados al final de la carrera. Ardusso se relamía detrás olfateando el enredo. Una lectura clara de la situación por parte de Werner. Si aun le quedaba alguna chance de ganar la carrera no era justo en esa primera curva de la última vuelta.
El entrerriano lo pensó, tomó la decisión y le ordenó al equipo qué hacer. Desde lo deportivo, todo el peso que tiene que tener un piloto top. ¿O acaso no nos disgustamos cuando vemos en la F1 cómo desde los boxes le indican a los pilotos cuándo acelerar, cuándo atacar, y muchas órdenes más? Werner hasta le explicó a “Maxi” (integrante de su equipo con quien estaba en contacto por radio) cómo ir hasta el box de Canapino a transmitirle el comunicado. Un manejo total de la situación con las pulsaciones elevadas.
El mensaje puro y duro va en contra del espíritu deportivo. Está claro… Inaceptable en una rivalidad como la de Chevrolet y Ford, peleando por una victoria. Sin embargo, el paranaense tuvo la frialdad para decidir bien y justificar lo que se escuchó. De pensar con la cabeza y no con el corazón. Para no perder un valioso segundo puesto, primero. Pero sobre todo, para no resignar una victoria que buscó hasta la última curva.
