TC2000
Opinión
TODO LO QUE DEBE TENER UNA CARRERA
¿Qué se espera de una carrera? Al margen del favoritismo de los hinchas o partes involucradas a la competencia, desde una posición neutral se aguarda un gran espectáculo. Todo evento deportivo debe resultar agradable a los sentidos. A la vista, fundamentalmente (más si se tiene en cuenta que la mayoría de los espectadores lo hace a través de la pantalla de TV o web) pero además debe contar con otros ingredientes.
Un gran espectáculo corresponde que despierte la atención durante todo el suceso. Las alternativas convienen que atrapen por sus variaciones, por la preponderancia de sus cambios (en especial en la vanguardia) y por la magnitud del acontecimiento en general. Pero fundamentalmente, cualquier evento deportivo debe mantener la incertidumbre del resultado hasta el final. Si es sobre el cierre (el último segundo, la última pelota, el último lanzamiento o, en este caso, en la última aceleración), el objetivo está más que cumplido.
El Súper TC2000 parece este año volver a los clásicos. Empecinado en aquellos lugares que últimamente fueron característicos de la categoría, en busca de regresar a aquellos gloriosos días en los que la emoción acompañaba por sus acciones en lugares épicos. Buenos Aires tiene apuesta doble en la temporada 2017, Potrero de los Funes invita al riesgo en un sitio privilegiado por la naturaleza, San Juan se mantiene firme con su riesgosa estirpe y ahora se recupera Rafaela, con todo lo que implica el “Templo de la Velocidad”. Y volvió de la mejor manera.
Un circuito con mucha historia, tan rica como única en un país que de por sí cuenta con una tradición incomparable. El mítico óvalo recibió al Súper TC2000 en una fecha fabulosa. Con la mejor carrera del año, sin dudas, donde no sólo abundaron los sobrepasos. Sino que los incidentes aumentaron las expectativas de una carrera fascinante.
Emiliano Spataro se sumó a la lista de ganadores del año con una victoria contundente a bordo del Renault que esta vez respondió a las expectativas. Matías Rossi apeló a su oficio para dar vuelta, junto con Toyota, un fin de semana que amanecía oscuro, y Facundo Chapur fue paciente para meterse en el podio, otro más para Peugeot.
Fuera de los protagonistas por los resultados, otros pilotos se destacaron por maniobras o actitudes que el público aguarda con ansiedad. Mariano Werner era el candidato natural, pero la rotura y desprendimiento de su alerón dejó al Peugeot indócil en los veloces curvones. Pese a la valentía de su manejo, no aguantó en la punta. Martín Moggia también sobresalió con el Citroën. El chico no se amedrentó entre los consagrados y aceleró a fondo, hasta que el medio mecánico lo dejó con las manos vacías. Y Damián Fineschi supo sortear momentos complejos con maniobras simples, pero no menos arduas.
Rafaela, además de otorgar el mejor espectáculo del año, proyectó la incertidumbre a futuro. Porque los grandes nombres del campeonato quedaron sin sumar en la gran final. Ni Werner (92 puntos), ni Canapino (85,5), ni Ardusso (85) pudieron sacar una diferencia y allí ahora se metieron Rossi (91) y el ganador, Spataro (81).
¿Qué se pretende de una carrera? Vértigo, sobrepasos, espectáculo y una definición con incertidumbre hasta el final. Todo ello se resumió en la fecha del Súper TC2000 en el “Templo de la Velocidad”. No sólo por ver a los autos de mayor tecnología a 290 km/h. La posibilidad latente del incidente y el riesgo aumenta la expectativa. Y ayer fue colmada por una gran carrera, sin golpes ni accidentes. Todos, pilotos, equipos y categoría, respondieron a todas esas preguntas de la mejor manera. Y allí estuvo el motivo de semejante resultado.
