Turismo Carretera
TC: el auto de un referente fue manejado por su hija
Livia Martínez Boero, la hija del recordado “Gaucho” de Bolivar, manejó el Ford de TC en el autódromo de Junín
Livia, una de las hijas de Jorge Martínez Boero, se subió al Ford de su papá para manejarlo. Lo hizo en el autódromo de la ciudad de Junín donde varios autos que formaron parte de la categoría se dedicaron a girar. Allí estuvieron los Falcon del Gaucho que llevaban el Nº 2 y el Nº 100 en los laterales.
Al bajarse de la unidad, Livia, junto a su hermana Silvina, dialogaron con Carburando y la conductora fue la primera en arrancar la charla. “Para nosotros estos eventos y los comentarios que recibimos de nuestro viejo es motivo de orgullo. Es un mimo al alma. No podemos describirlo con palabras. Que sigan elogiando a mi papá es una manera de seguir manteniéndolo vivo.
Notamos que está presente en todos los corazones y que se ganó el respeto de todos. Mi papá era un gran deportista pero primero tenía su hombría de bien y esa es la mejor herencia que nos quedó”.
“Yo era muy fanática de él” fue lo primero que comentó Silvina que de chica siempre estuvo atenta a lo que pasaba en carrera con su papá. “Recuerdo que mi mamá no quería escuchar nada porque se ponía nerviosa y yo me encerraba en el baño para seguir todo por radio. Nosotros nacimos con esto, era parte de nuestras vidas”.
Como no podía ser de otra manera surgió el debate sobre que momento del TC fue el mejor y Livia señaló: “En la época en la que corría papá el TC era una familia. Había camaradería y la rivalidad solo estaba en la pista. Abajo era otra cosa. Había rivalidad solo en la competencia. Nunca escuchamos una crítica de un piloto hacia mi papá”.
Entre los tantos recuerdos Silvina comentó uno muy particular: “Mi papa era muy Gaucho, por eso el sobrenombre, y. recuerdo que viajaba a las carreras en un Citroen 3 CV. Ese vehículo lo estacionaba al lado de un auto espectacular que tenía Roberto Mouras o al lado de una Coupe Fuego que no recuerdo de quien era. A mi viejo eso no le importaba, era simple”.
Al caer la tarde sobre el circuito juninense los autos fueron guardados en un camión y volvieron a descansar a la espera de una nueva salida. Las hijas del Gaucho se fueron felices y no por haber girado en el auto de su papá sino porque ese Gaucho sigue vigente y está en la memoria de todos.
