Opinión
SENSACIONES E INQUIETUDES
Viendo la carrera de TC del último domingo en Olavarría, tuve varias sensaciones y a la vez se me presentaron algunas inquietudes.
Lo primero que debo decir es que la categoría presentó una buena cantidad de autos y si bien en clasificación se rompieron algunos motores, el domingo no hubo en ese sentido mayores problemas.
La pole lograda por Gastón Mazzacane el viernes, dio mucho que hablar al resto de los pilotos y equipos, básicamente por la diferencia importante lograda en el tiempo de vuelta y la excelente velocidad que mostraba en las rectas.
No pretendo con esto crear dudas relacionadas a la situación reglamentaria de su auto, pero, como sucedía con Diego Aventin, el hecho de que el hijo del presidente se note tan consistente, trae aparejado una serie de comentarios y trascendidos que crean una impresión de que algo está pasando.
Este tipo de carreras, en las que se corren las series y luego en la final se realiza un cambio de neumáticos, permite hacer un análisis previo, muchas veces relativizando las posiciones de privilegio en la grilla de partida.
Además en este caso, la lluvia y el piso húmedo, fueron suficientes para que nada estuviera asegurado y que además, se preanunciaran trompos, choques y salidas de pista, un condimento atractivo para el público.
El momento dramático llego rápidamente. Luego de algunos toques, el auto de Mangoni queda cruzado a la salida del curvón, con la puerta del conductor hacia donde vienen el resto de los autos y desde allí solo resta rezar, para que alguien no lo impacte en el medio del auto, donde está la butaca, o sobre la cañonera.
Todos vimos con angustia ese momento y con experiencias anteriores, pensamos en lo peor. Por suerte, si bien con golpes muy fuertes, pudo sobrevivir, a tal situación.
Se que se ha intentado mejorar la seguridad del piloto con estructuras nuevas y mejores butacas corridas hacia el centro. Pero reflexiono: no habrá que pensar en algo más?
Bajar unos kilos a los autos, ayuda a que la masa se pueda desplazar con más facilidad. Las rígidas cañoneras agarradas al chasis transmiten el impacto de manera brutal al piloto.
Hace algunos años atrás, se pensó en utilizar suspensión independiente, con el fin de modernizar el tren trasero. Estos elementos permitirían que ante un golpe se absorbiera el impacto al desprenderse del chasis.
Estas son cosas que se me vinieron a la cabeza, luego de lo sucedido y lo vuelco de esa manera, con el fin de que los expertos puedan analizar, estos y muchos otros puntos, porque hoy al automovilismo, sufrir un accidente mortal, no le haría nada bien.