Opinión
¿Quién le hizo el somier a Mazzacane?
Cuesta creer que la bomba no se haya desactivado a tiempo. Hasta hubiese sido sencillo. Apelar a que se trató de una “gráfica televisiva en etapa de desarrollo” podría haber sido la excusa más fácil. Sin embargo, la CAF sorprendió echando mano a los datos de la telemetría y nadie intentó parar o pudo detener otro gran sacudón para la ACTC, que se formalizó ayer con la confirmación de la fecha de suspensión a Gastón Mazzacane.
La frase del ex F1, luego de declarar, quedará inmortalizada: “No me hicieron una cama, me hicieron un somier”. Y la pregunta resulta espontánea. ¿Quién le hizo el somier? La acusación pareciera dejar al descubierto una interna feroz en la ACTC, o tan solo un eslabón perdido que no respondió a una doctrina de obediencia.
El caso Mazzacane refleja varios deja vu. Tan difícil de creer como el escándalo que envolvió al “Gurí” Martínez. En aquel episodio, quedó la misma sensación flotando en el aire sobre los motivos por los que se les había escapado la situación de las manos. Poco tiempo después, el propio jefe técnico de la ACTC, Alejandro Solga, dio (o lo hicieron dar) un paso al costado.
Todavía resta saber quién es el “Solga” de este culebrón que hizo caer al hijo del presidente. ¿Quién será la víctima por dejar al descubierto a un piloto (y dirigente) de peso? La sanción no está a la altura de la calificación que hizo el presidente de la CAF, el doctor Jorge Esquivel, sobre la falta a la que tildó de “gravísima”. Sin embargo, también es cierto que muchas veces sancionaron a pilotos durante un fin de semana de carrera por el limitador de revoluciones y nunca intervino la CAF con una suspensión.
Por lo tanto, ¿qué factura está pagando Gastón Mazzacane? El propio piloto y su entorno ponen en duda la veracidad de los datos en un confuso juego en el que se mezcla una supuesta operación de redes sociales. Como si se tratara de despistar el foco sobre la información concreta que obtiene la técnica desde la electrónica del auto. En definitiva, si bien desde la ACTC no se hizo una férrea defensa de su herramienta de fiscalización, es la misma adquisición de datos con la que se basaron en la CAF para analizar el caso.
La ACTC tiene listo desde el lunes un comunicado que explica los detalles de cómo funciona la adquisición de datos. Sería importante que vea la luz ese informe para darle mayor claridad al asunto. Allí se explica, entre otras cosas, por qué a veces se ven excesos de las RPM en la gráfica televisiva. Algunos casos son “fallos del sistema” provocados por interferencias en la emisión de la telemetría. Y otros datos que parecieran ser más precisos y que condenaron a Mazzacane, que se vieron en vivo por TV durante la serie y que no se volvieron a poner al aire durante la carrera final. Al menos, en el Chevrolet N°5.
No fue claro el procedimiento, ni las pruebas que se usaron para sancionar a Mazzacane. El caso llegó a un nivel de confusión semejante, que ya sean reales o no los datos de las RPM, a esta altura hasta pareciera ser algo anecdótico. Porque daría la sensación que hoy es más importante descubrir quién hizo caer a Mazzacane, que el hecho en sí de si estaba o no fuera de reglamento.
La CAF no dio precisiones. Es extraño que una publicación en las redes sociales dispare el caos y más curioso que una imagen televisiva sea una prueba contundente. Pocos argumentos para comprender el grave daño que generaron. O demasiados argumentos para que el piloto crea que le hicieron un somier. Aunque todavía hay una parte de la historia por contarse…