Opinión
ORTELLI, EL INVALORABLE APORTE AL SÚPER TC2000
Un fin de semana inolvidable vivió el Súper TC2000. Por la fiesta celebrada, por la convocatoria, por el nivel de la competencia y por la apuesta firme de recuperar el autódromo Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires. Cuando los inconvenientes asoman previo a un compromiso, se valora aún más los resultados positivos.
Al margen de cuestiones anexas a la acción en la pista, la categoría recuperó una vivencia que, en definitiva, aporta un valor agregado que es vital para la continuidad de este éxito en el escenario porteño: la presencia de la imagen idolatrada de Guillermo Ortelli.
Nadie pone en duda su palmarés ni su talento. Es el máximo referente del Turismo Carretera actual, con seis títulos que lo ubican en un sitio preponderante en rica la historia de la disciplina. Sin embargo, el piloto de Salto padece un déficit en su trayectoria. El TC2000, en su momento, o el Súper TC2000, le resultó esquivo de acuerdo a las probabilidades en relación a su potencial. No pudo concretar un título con la tracción delantera.
“No se me dio en el Súper TC2000. No porque estuve en malos equipos. Estuve en buenos equipos y tuve buenos resultados, pero no se dio. En una época hice 6 o 7 podios consecutivos. Y por la cantidad de carreras en las que participé, no tuve grandes resultados, esa es la realidad”, admite Ortelli.
De allí el gran festejo tras la victoria en los 200 kilómetros de Buenos Aires junto con Agustín Canapino. Lo celebró como pocas veces este piloto que no se destaca por reflejar sus expresiones. Pero la alegría lo desbordó como si fuese un chico que recién comienza en la competencia de alto nivel nacional. Como si fuese una suerte de desahogo.
¿Ese logro invitará al ídolo a volver como titular al Súper TC2000? “Me reconforta mucho lo que logramos con Agustín. Me siento capaz y me veo bien. Es cierto que siempre los resultados ayudan y motivan. Pero sólo me puse como objetivo hacer un buen papel y un buen resultado. No pienso más allá de eso”, comentó Ortelli en Carburando.
No sólo ganó el piloto. El Súper TC2000 fue el otro gran vencedor. Porque contó con un elemento que es fundamental en la relación con el público: la identificación con el ídolo. Ortelli ganó con Chevrolet. Y esa relación entre hombre y máquina despierta emociones pasionales, que en definitiva es lo que tracciona para que este respaldo popular que se gozó en el autódromo perdure y se extienda.
Queda ahora aprovechar esta situación por parte del piloto, de la marca y de la categoría. Si es que estas características verdaderamente son valoradas por cada uno de los actores de una verdadera celebración, que puede servir como plataforma para multipliquen el valor agregado.