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NIKO, EL DE LA F-1
Era debutante en las 24 Horas de Le Mans, tan inexperto como sus compañeros, pero se dio el lujo de manejar su Porsche 919 en la largada, y recibir la bandera a cuadros en la llegada. La victoria de Niko Hulkenberg en el clásico francés le dio más visibilidad al triunfo, dada su condición de actual piloto de Fórmula 1.
Según los organizadores hubo 263.500 espectadores a lo largo del fin de semana en el circuito de La Sarthe. Acaso el más grandioso espectáculo de automovilismo en el mundo, las 24 Horas están alejadas del mundanal ruido de la F-1 desde que a mediados de los ’70 los pilotos de la máxima categoría dejaron de frecuentar la prueba de larga duración, y, por lo tanto, muchos hinchas jóvenes de la F-1 no están familiarizados con su peculiar contenido. El triunfo de Hulkenberg pone en contacto, de alguna manera, dos mundos paralelos del automovilismo.
“Mi objetivo era poner el auto en el podio, así que haber ganado es un premio excepcional –afirmó el alemán, que en F-1 corrió ya 84 Grands Prix sin haber vencido ninguno- Estoy muy orgulloso de lo que conseguí, es la victoria más grandiosa de mi vida”.
Hulkenberg calificó de “impresionante” el 1-2 conseguido por Porsche luego de 17 años sin victorias de la casa de Stuttgart. “Hicimos una carrera sin errores, con un gran ritmo. La última vuelta fue un poco rara porque empezó a lloviznar y la gente se puso nerviosa en los boxes. Nunca ví miles y miles de personas celebrando como sucedió aquí” completó.
Hulkenberg sucede a Johnny Herbert y Bertrand Gachot como pilotos de F-1 en actividad venciendo en las 24 Horas de Le Mans; ellos habían ganado la edición de 1991 con un Mazda. Antes, Didier Pironi logró el triunfo en 1978 con un Renault cuando era piloto de Renault en F-1. Quien estuvo más cerca de quedarse con esa marca fue Sebastien Bourdais, que en 2009 corría para Toro Rosso en la máxima categoría y llegó segundo en Le Mans con un Peugeot 908.