Opinión
Guerrieri pegó el portazo
Minutos previos a la largada de la Final
(Diálogo en la oficina técnica del TTA)
-Darío Ramonda: Estamos ante la posibilidad que (Agustín) Canapino sume pocos puntos y nos de vida en el campeonato. Por lo tanto, la prioridad la tiene Matías (Rossi).
-Esteban Guerrieri: ¿Por qué se toma ahora la decisión y no en la serie?
-DR: En la serie también se lo pedimos a Milla…
-EG: Es cierto Matías? (le pregunta a Milla)
-Matías Milla: Sí, yo tenía la orden de dejarlo pasar…
-Matías Rossi: Darío, ¿entonces es una orden de equipo?
-DR: Sí…
-MR: Esteban, ¿la vas a cumplir?
-EG: Quedate tranquilo que yo te voy a dejar ganar…
Quien iba a largar desde la pole position minutos más tarde se puso los lentes oscuros y dio por terminada la reunión. Con gestos adustos y claramente disgustado, Guerrieri abandonó la oficina…
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Así comenzaron a escribirse las primeras líneas del capítulo final de la relación entre Esteban Guerrieri y el Toyota Team Argentina, que como muy tarde concluirá cuando se baje la bandera a cuadros en el Oscar Cabalén, para cerrar el campeonato del Súper TC 2000. Luego se desencadenó el confuso episodio en la carrera ya conocido. El ex piloto internacional decidió que se precipite así el desenlace. Tal vez, con cierto orgullo. Con una cuota de egoísmo.
No habrá retorno después de lo que sucedió en San Juan. Ni una chance más. Guerrieri no seguirá en Toyota. Lo que es difícil de precisar es si el confuso desenlace de la carrera del domingo será en definitiva lo que determine el final de la relación entre el ex piloto internacional y el equipo, o si el piloto ya tenía claro que eran sus últimas carreras en el TTA y decidió que fuese así el cierre de la historia.
Guerrieri sintió en muchas oportunidades en las últimas tres temporadas que no tuvo las suficientes herramientas para demostrar su capacidad, sin desconocer sus errores. Y en el equipo consideran que el piloto falló en la mayoría de las veces que tuvo los recursos para destacarse, sin perder de vista que también en varias oportunidades quedaron en deuda con el auto que le entregaron. En esa repartición de responsabilidades, ambas partes transitaron los últimos años.
Para Toyota, este era el campeonato en el que debía explotar Guerrieri, después de un primer certamen que se entendía debía ser de adaptación y una segunda temporada con altibajos que lo pusieron al borde del abismo. El piloto número 2 del equipo siempre fue consciente que el mismísimo presidente de Toyota Argentina, Daniel Herrero, fue el principal responsable para que este año conservara su lugar en el equipo, ya que lo respaldó a fines del 2015 cuando el director del TTA, Darío Ramonda, tuvo intenciones de reemplazarlo.
En el actual libro de pases, las posibilidades de continuidad de Guerrieri en Toyota eran tan inciertas como hace un año atrás. Con una gran diferencia. El año pasado no tenía alternativas para su continuidad en la categoría. Hoy, cada vez suena más fuerte el rumor de que Guerrieri sería el piloto con el que desembarcaría Citroën en el Súper TC2000, en 2017.
Guerrieri se encontró en San Juan ante una gran posibilidad personal de demostrar lo que es capaz de hacer. Aunque se equivocó. Mostró su peor costado. Fue rival de su compañero. Perjudicó a su amigo. Y dejó una controvertida imagen como profesional. Y como si fuera poco, contó su plan. Lo iba a dejar pasar a Rossi sobre la meta. Quería dejar en evidencia la (lógica) orden de equipo, para que quedase claro que él iba a ser el ganador moral. Revanchismo. Rebeldía. Orgullo. Una señal al equipo antes de marcharse.
Acusó después de la carrera que el equipo no le tuvo confianza, pero no reparó en que ni su propio amigo se la tuvo, porque asombrado por su actitud se vio obligado a atacarlo antes de entrar a la vuelta final. Guerrieri no analizó bien el contexto ni antes, ni después de la carrera. Nunca tomó magnitud del alcance de su decisión. Que seguramente le debe generar incógnitas hasta a su futuro equipo.
A Guerrieri le quedan dos fechas más en Toyota. Y será bajo un clima tenso. Todo el equipo está dolido, porque fue el propio piloto el encargado de pegar el portazo antes de tiempo…