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Final con sombras

El cierre de temporada del Top Race estuvo teñido por el incendio del auto de Giallombardo, la denuncia contra el campeón del TR Series y las críticas al formato de campeonato.
Final con sombras
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El Top Race estuvo lejos de coronar su 2015 en un final con consagraciones épicas y carreras vibrantes este fin de semana, en Río Cuarto. Por el contrario, esta vez el protagonismo se lo llevó el dramatismo de la escena con Mauro Giallombardo escapando de las lenguas de fuego que lo atrapaban en el interior de su auto, el vergonzoso desenlace del Top Race Series con un título en suspenso por la denuncia “de trampa” contra su monarca Sergio Guarnaccia, y una definición de la divisional mayor sin grandes emociones que reavivó el debate sobre el cuestionado formato de campeonato.

Cuando comenzaba este año, en el ambiente del Top Race había un fantasma dando vueltas: el fuego. Las carreras de larga duración con recarga de combustible preocupaban a los artistas involucrados. La categoría hizo un trabajo a consciencia al incorporar en los autos los elementos diseñados especialmente para este operativo. Los mecánicos trabajaron sin problemas durante las carreras con repostaje y así se lograron grandes espectáculos. Pero en la última fecha algo falló. Y precisamente no fue en los boxes. El auto de Giallombardo se incendió en plena competencia.

La secuencia se robó la atención. Fueron instantes estremecedores. Poco habituales en el automovilismo de esta era. Mientras el piloto se revolcaba en el pasto para intentar despojarse del infierno, el auto se convertía en una bola de fuego que se consumía por dentro. La carrera era anecdótica en esos instantes y luego costó recuperar el interés por lo que estaba en juego. Para conocer las causas del incendio y abrir un juicio habrá que esperar a las pericias de los técnicos de la categoría. Fue una de las escenas más preocupante y negativa de la temporada y será una de las fotos del año automovilístico.

Mientras, había un campeonato en juego. Y otro que se ponía en duda minutos más tarde. No hay nada más decepcionante que un resultado deportivo pierda su legitimidad por una infracción técnica. No era la forma en la que merecía ganar el campeonato del Top Race Series, ni cerrar su carrera deportiva un piloto histórico como Guarnaccia. Ni tampoco era la manera de perder el título para Flaqué. Incluso, de confirmarse en los próximos días la desclasificación (Guarnaccia apeló la sanción), será injusto que esta conquista del sanjuanino pierda el brillo que ameritaba una campaña tan exitosa como la que protagonizó a lo largo de esta temporada con nueve victorias. Tampoco el Top Race Series merecía este desenlace. Y mucho menos el público.

Antes de todo este bochorno, apenas terminada la carrera de la divisional menor y con el campeonato perdido, Flaqué había vuelto a disparar contra el formato de campeonato que hacía tiempo venía criticando. Las reglas de juego siempre estuvieron claras. Y los pilotos las conocían desde un principio. Pero también es cierto que lo legítimo no es necesariamente justo. Y esto es lo que quedó en evidencia con el resultado a la vista. Que más tarde se reconfirmaría en el Top Race V6.

La idea de la categoría con este formato era darle suspenso hasta el final al campeonato, con una definición mano a mano entre tres pilotos. Una parte se cumplió. Se evitó que Canapino se consagrara anticipadamente, como hubiese sucedido. Pero tampoco se logró la emoción que se suponía estaría garantizada en el Coronación. Apenas se consiguió durante algunas vueltas cuando Agustín Canapino se puso a la cola de su rival por el título Matías Rodríguez. Pero no duró mucho. El arrecifeño no tuvo con qué correrlo al de San Isidro. Y la pelea nunca fue de tres porque el tercero en discordia, Martín Ponte, pasó inadvertido por esta definición. Las estrategias de carrera no hicieron más que afirmar a Rodríguez en su búsqueda. El suspenso se limitó a la incertidumbre de la durabilidad del neumático, lo único que a esa altura podía torcer el rumbo de la historia. No hubo sorpresas y Rodríguez es el nuevo campeón. Un piloto talentoso, que ya forma parte de la larga lista de campeones argentinos.

Las experiencias dejan enseñanzas y sensaciones. El sabor no fue el mejor. Aunque la categoría ya tomó nota y anunció cambios en el 2016 para este formato perfectible. Las victorias les otorgarán puntos de arrastre a los pilotos para la definición. Y con eso se espera darle lo que le faltaba al campeón: una conquista tan legítima como justa.

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