Guía de los 200 Km. de Buenos Aires
“Es la vidriera de nuestro automovilismo”
Por Pablo Peón.
Desde la época de Carlos Alberto Reutemann, el mundo veía nuestro automovilismo por la F1. Pero lo que pasaba adentro, la cantidad de categorías, de pilotos federados, la pasión del público por este deporte, el nivel tecnológico, la capacidad de los equipos, el talento de nuestros pilotos, era algo que afuera de nuestro país no se conocía.
A través de los “200 kilómetros de Buenos Aires” volvimos a mostrarle al mundo la fuerza que tiene nuestra actividad. Y creo que ese es el valor más importante que ha tenido a lo largo del tiempo esta carrera. Alrededor de la competencia pudimos armar una gran fiesta, juntamos a los mejores pilotos de la Argentina y trajimos a los pilotos extranjeros, que terminaron siendo los embajadores de nuestro automovilismo en el mundo. Ellos fueron los que naturalmente le contaron a los distintos integrantes de este deporte en el exterior (sponsors, promotores, fiscalizadores, equipos, colegas, mecánicos) lo que éramos capaces de hacer en esta parte del planeta.
Los “200 Kilómetros de Buenos Aires” fueron y son la vidriera de nuestro automovilismo. Fue el puntapié inicial en muchos aspectos. Generamos embajadores que después nos ayudaron para que -por ejemplo- el WTCC se interesara en nuestros pilotos y en tener una fecha de su campeonato mundial en nuestro país. El periodismo volvió a darle una mayor difusión a las categorías internacionales.
Nos dimos cuenta que no alcanzaba sólo con hacer fechas convencionales y fuimos por más. Hicimos que la carrera fuera un evento. No solo una competencia de autos, sino una fiesta. “¿Para qué las categorías quieren hacer una fiesta, si “la fiesta” se hace con una buena carrera?”, recuerdo que decían muchos. Y los “200 kilómetros” demostraron que no era eso solamente.
Se hicieron eventos grandes. Trajimos un Fórmula 1, vino el Stock Car brasileño a correr con nosotros, se llenó el autódromo nuevamente después de tantos años, y marcamos el camino para que varias categorías imiten la iniciativa. Los “200 Kilómetros” marcaron tendencia. El Top Race y el Turismo Carretera tomaron ese camino y se dieron cuenta que no solo era hacer “la carrera”.
Los pilotos nuestros se codearon con los extranjeros y aprendieron de su profesionalismo. Y los extranjeros se conmovieron con la pasión del público argentino. Fue enriquecedor para los dos lados. Eso elevó la vara en todos los niveles: deportivos, de pilotos, de dirigentes, de equipos, de la prensa. Fue un intercambio muy fructífero.
De afuera, a la distancia, y sin estar al tanto de todo lo que sucede en la categoría, me pone muy contento que el proyecto tenga continuidad. Se viene la 11° edición de un clásico nuestro. Es importante que estas carreras no sean intentos de una sola vez y que se respeten las tradiciones. Ojalá que haya muchas más ediciones de los “200 kilómetros”, que perdure en el tiempo, que los pilotos quieran correrlos y ganarlos… Así tendremos la certeza de que los intentos no fueron en vano.
Los felicito y les mando un fuerte abrazo.
