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EL EQUIPO DS TECHEETAH MUESTRA LA INTIMIDAD DE LA FÓRMULA E
Hay un concepto distinto en la Fórmula E, una categoría de autos de competición que busca la optimización de la energía, no utiliza los motores a combustión, y acompaña la nueva concepción que, de a poco, pero a paso firme, empuja a la industria mundial automotriz: la electrificación de los vehículos. Tal filosofía se comprueba al visitar un box de la disciplina, como el del equipo DS Techeetah, uno de los referentes de la categoría.
La fecha sudamericana de la Fórmula E se disputó en Santiago. Ya no pasa por Buenos Aires. Casi como que es otra categoría si se compara con la que visitó Puerto Madero, ya que la evolución tecnológica es tan contundente que los mayores cambios se ven a simple vista.
Hasta la temporada anterior (la actual comenzó hace apenas 40 días) se utilizaban dos autos por piloto, ya que las baterías utilizadas en cada máquina no alcanzaban para completar una competencia. A partir de ahora, basta sólo un vehículo para realizar los 45 minutos más una vuelta de duración por cada “ePrix”, como se denomina a cada carrera.
“Los autos han evolucionado notablemente desde el año anterior. Ahora logran 52kw/h contra los 28 anteriores, o alcanzan una potencia de 250 kw ante los 200. O mismo la velocidad final, que es de 280 km/h frente a los 250”, explica a Clarín el español Pedro de la Rosa, el ex Fórmula 1 que asesora al equipo DS Techeetah, el team referencial dentro de la Fórmula E.
Si bien los chasis, las baterías (provistas por McLaren) y los neumáticos son uniformes para todos los equipos de la disciplina, cada uno de ellos debe trabajar para sacar diferencias. “El piloto siempre tiene esa décima de segundo que se necesita en la pista para ser competitivos. Y creo que la Fórmula E es la categoría que mayor preponderancia le da al trabajo del piloto”, sostiene De la Rosa.
El argentino José María “Pechito” López, piloto del equipo privado Dragon, comentó: “Ahora el auto es mucho más potente. Por lo que la puesta a punto difiere notablemente de lo conocido en la categoría. Además, la administración de energía sigue siendo vital para mantener un auto con buen ritmo durante toda la carrera”.
El cordobés corre con desventaja. La Fórmula E se nutre cada vez más de las representaciones oficiales, que se suman a la gran vidriera de autos electrificados, como el caso de Audi, BMW, Nissan, Jaguar, el dominio de DS o la llegada próxima de Mercedes-Benz, entre otros.
En DS, donde compite el campeón francés Jean Eric Vergné, utilizan 50 personas en cada “ePrix”, de las cuales cerca de 30 se dedican a los trabajos técnicos en los dos autos (el otro piloto es el alemán André Lotterer). Allí, la mayor búsqueda pasa por la recuperación de la energía, que este año ascendió de 19 a 30%. ¿De qué manera? La más importante, con el sistema de frenos, que el actual método electrónico suplantó al antiguo hidráulico. Cada vez que se acciona el pedal de frenos, el auto recupera y almacena energía que se devuelve al sistema eléctrico del vehículo.
La Fórmula E introdujo la función “Modo ataque”. Los pilotos deben llevar una trayectoria determinada en un punto específico de la pista, fuera de la línea de carrera normal, para poder activar 25 kW adicionales por unos momentos, determinados por la Federación Internacional del Automóvil (FIA) en cada “ePrix”. Al activarse, se encienden los leds del Halo (el protector de pilotos encima del cockpit) de color azul y cuando se activa la potencia gracias a los votos por el Fanboost, pasan al color verde.
En esto de apuntar al futuro, también utilizan las herramientas que permita ser más amigable con los jóvenes. E-Games con las simulaciones de la categoría y el famoso Fanboost (estimula a través de las redes sociales a alentar a los pilotos y el más votado logra mayor potencia en algún momento de la carrera) empujan las estrategias con el público joven.
La Fórmula E asombra por su evolución y acompaña ese cambio con un concepto distinto. Electrificación de vehículos, pero también una cultura distinta. No sólo en lo deportivo, para aquellos que la cuestionan por la falta del clásico ruido de la competición. Acelera en estos tiempos de cambios vertiginosos, que son más veloces que los 280 km/h finales de los silenciosos autos de fórmula E.