Opinión
El equipo de las hazañas
El Sportteam acaba de atesorar un nuevo hito en su historia deportiva. El equipo de las grandes hazañas en el TC 2000 y Súper TC 2000, volvió a escribir un capítulo inolvidable con el triunfo de Emiliano Spataro y Christian Ledesma, que tuvo tintes heroicos, en los “200 km de Buenos Aires”.
El equipo humilde y aguerrido de Nueve de Julio. El que recuperó a Spataro del retiro y juntos pelearon como David contra Goliat, frente a los poderosos equipos oficiales a mediados de la década pasada. Y que desde aquellos tiempos dejaron marcado a fuego momentos históricos de la categoría. Ahora, otra conquista que provoca una simpatía casi generalizada.
Imposible olvidar la batalla de Curitiba. Fue en la primera excursión del TC 2000 a Brasil, el 24 de julio de 2005, con el VW Bora privado. Spataro perdió en pista una carrera que tenía en el bolsillo hasta que Norberto Fontana lo embistió desde atrás en la última curva, para llegar casi a la par a la meta. Defendieron con la garra que los caracteriza lo que era de ellos frente a los comisarios deportivos, para festejar dos horas después de finalizada la carrera la merecida victoria. Spataro y el Sportteam vencían al ex F1 y al equipo oficial Toyota. Acababan de archivar el primer hito.
Ese mismo año, el TC 2000 se animaba a hacer la carrera más desafiante que se recuerde en el automovilismo contemporáneo en el óvalo de Rafaela. El modesto Sportteam y Spataro volvían a guapearla. Se quedaban con la pole position en la que se convertía en la vuelta más rápida hasta ese momento para un auto con techo en la historia de nuestro automovilismo. Al día siguiente, el piloto de Lanús le puso suspenso y dramatismo, al llegar -después de “100 millas” de una carrera inolvidable- soldado a la cola del Ford Focus oficial ganador de Gabriel Ponce de León y delante de Matías Rossi con el Chevrolet Astra de General Motors. Fueron los ganadores morales aquel día.
Después de tres temporadas alejados de la categoría, vinieron otros grandes momentos para el Sportteam. Como la victoria de Guido Falaschi con un Renault Mégane semioficial en Termas de Río Hondo 2011. Un año que valió para conseguir lo que tanto habían esperado: el equipo oficial. Ya en representación de Honda Racing oficial, en 2012, el equipo anotó un logro histórico que aun perdura. Con Gabriel Ponce de León al volante del New Civic, marcaron el récord de velocidad final en Rafaela, a 306,383 km/h. Nunca un auto de turismo anduvo tan rápido en la Argentina.
Cinco años más tarde, este fin de semana, la dupla Spataro-Sportteam protagonizaron una nueva historia épica. Detrás del logro deportivo, el anonimato de hombres de fierro que debieron reconstruir un auto que acababan de estrenar y que se desintegraba contra el paredón de la “S” del Ciervo, con Christian Ledesma arriba.
Los mecánicos fijos del auto N° 22: Darío Miguelisi, Mauro Santillán y Matías Rodríguez. El ingeniero del coche Gabriel Mazzei. También Martín Romero y sus dos hijos que fueron los encargados de construir de cero el auto bajo las órdenes de Maxi Juárez. Pero además, Oscar y Héctor Pulero, Leo Smith, Rubén López, Ricardo Roca, José Giménez, Nicolás Carballo, Fernando Olivera, Cristian Molina, quienes habitualmente no trabajan en el auto de Spataro, y que sin embargo se volcaron todos arriba del auto destruido para trabajar durante la tarde, noche, madrugada y mañana, para que el sábado a primera hora el auto saliera a pista.
“Cuando Emi llegó a la cola de Peluso, sabía que iba a ser champán o suero”, dijo Ledesma. “Con todo lo que habían trabajado los muchachos, lo único que servía era ganar”, explicó Spataro del momento de definición de la carraera. Suspenso, dramatismo, emoción y felicidad. Todos los condimentos de una verdadera película. Otra hazaña de un equipo batallador…
