Turismo Carretera
El día que el padre debió sancionar al hijo
La noticia que apareció ayer sacudió al mundo TC y no es para menos. La exclusión y suspensión a Gastón Mazzacane no es un tema menor. Quién cometió un error voluntario, o involuntario, es nada más y nada menos que el hijo del Presidente de la categoría y dirigente de la misma. Cabe recordar que Gastón en Vicepresidente 2 de la ACTC.
Lo que pasó en la carrera de Toay y que se vio por televisión fue un golpe duro para la institución. Para el Turismo Carretera la técnica nunca fue un tema menor. Siempre acaparó todas las miradas y con ellas las dudas. Históricamente el TC tuvo problemas en dicho lugar y hubo casos que hicieron más ruidos que otros. Este es uno de ellos.
Desde que asumió Hugo Mazzacane a la presidencia siempre quiso diferenciarse, de la gestión de Oscar Aventín, en muchas cuestiones. Uno de ellos fue el de conseguir la mayor transparencia posible para la categoría y para eso trabajó en muchos aspectos. Por ejemplo recordemos que hubo cambios en la responsabilidad de la técnica. Ese departamento primero estuvo al mando de Alejandro Solga y luego del gran escándalo con el Gurí Martínez, pasó a manos de Alejandro Iuliano.
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Sin coronitas
Los casos de falta de transparencia más graves de la gestión de Hugo Mazzaacane fueron dos. Primero el del Gurí Martínez y ahora la de Gastón. Dentro de lo malo y perjudicial para la categoría, lo positivo es que en ambos casos Hugo fue tajante. No hubo guiño para nadie y la sanción cayó sin vueltas. La ley debe ser pareja para todos.
En otros tiempos estas cosas se hubiesen dejado pasar. Hoy la realidad es otra, las presiones son otras y el rol de las redes sociales cumplen un papel determinante. Lo que pasó quedó a la vista y se actuó en consecuencia. Mazzacane sancionó a Mazzacane.
Un antes y un después
No hay dudas que lo sucedido el fin de semana, y que llevó a la sanción del piloto de Chevrolet, debería marcar un antes y un después en el mundo TC. A partir de ahora todo tendría que ser para mejor. Las suspicacias, las avivadas, las trampas, las picardías, y todo lo que afecte a la transparencia deberá erradicarse de manera definitiva. El castigo para quien pase los limites de la legalidad deberá hacerse sentir. De lo contrario seguiremos inmersos en un mundo lleno de desconfianza.
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El silencio es cómplice
El murmullo detrás de boxes sobre el rendimiento del auto de Gastón Mazzacane es permanente. Todos observan y escuchan el auto del Rayo. Las miradas van y vienen pero las palabras quedan escondidas en los rincones. Eso es lo malo. Quienes tienen dudas deberían hacer la denuncia correspondiente. No solo con el auto de Mazzacane sino con cada auto que crean que no está en condiciones. En más de una oportunidad el presidente de la divisional les pidió a sus dirigidos que denuncien, si tenía dudas, el auto de su hijo. Nunca pasó. Por eso hablar por lo bajo y masticarse la bronca no sirve para nada. Todo lo contrario. El silencio se convierte en cómplice de lo que está mal.
