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Opinión

Diez obras maestras

A 20 años de la desaparición de Juan Manuel Fangio, recordamos las victorias más notables de su campaña deportiva.
Diez obras maestras
Diez obras maestras

10. Gran Premio Internacional del Norte. 27 de setiembre al 12 de octubre de 1940. Buenos Aires-Lima-Buenos Aires, Chevrolet '39.

Fue su  primera victoria en TC (lo que luego sería determinante para conseguir el primer título en la categoría), el primer gran triunfo en el automovilismo argentino, enaltecida por la manera en la que se consiguió (después de que su acompañante Héctor Tieri chocara la cupé en Bolivia, y peleándola con Oscar Gálvez hasta el abandono del ídolo de Ford) y porque configuró la aparición de un Estilo Fangio, con el cuidado de la mecánica por sobre todo.

9. II Gran Premio Internacional San Martín. 27 de febrero de 1949. Mar del Plata, Maserati 4CLT

Fue el primer triunfo internacional ante los ases europeos, para demostrar no solo que se podía vencerlos, sino que ese Estilo Fangio podía dominar. Fue triunfo de punta a punta, pese a un escape roto, acelerando fondo cuando había que cuidarse de Gigi Villoresi o de Alberto Ascari, corriendo con la cabeza cuando no era imprescindible castigar la máquina.

8. Gran Premio de Monza. 26 de junio de 1949. Monza, Ferrari 166C

Ya había triunfado Fangio en Europa pero ésta, la primera vez con un auto de la mítica marca, tuvo un sello consagratorio: vencer a Villoresi, Ascari y Felice Bonetto en su propio terreno tuvo el mérito fundacional de una carrera de éxitos. De esa victoria al contrato con la Alfa Romeo medió apenas un paso.

7. Grand Prix de Italia. 13 de setiembre de 1953. Monza, Maserati A6GCM

Se corrieron 80 vueltas a fondo, Alberto Ascari se equivocó al final y Fangio no: pasó por el hueco que dejó la Ferrari en trompo y logró su primer triunfo después del accidente de 1952. Ya había sido campeón mundial pero ese triunfo le confirmó que estaba en plenitud y que podía lograr mucho más.

6. Grand Prix de España. 28 de octubre de 1951. Barcelona, Alfa Romeo 159

Fue la victoria que le significó el primer título mundial de Conductores. A esa altura del año, la Alfetta no era más que la Ferrari 375 V12. Las gomas jugaron un papel decisivo, pero Fangio mostró determinación para pasar al frente cuando se le presentó la oportunidad, avanzando desde atrás. Un triunfo poderoso además de inobjetable.

5. Grand Prix de Inglaterra. 14 de julio de 1956. Silverstone, Lancia-Ferrari D-50

Fangio y Ferrari siempre fueron apellidos antagónicos, pese a la circunstancial colaboración –porque no había más remedio- de aquella temporada. Por eso el rol de esta conquista, con un auto que nunca fue de los preferidos del Chueco, y que lo obligó a una remontada desde el sexto lugar, derrotando a los ingleses en su terreno. Ese día, quizás, Moss y la Maserati 250F fueron más rápidos: acaso por eso la victoria tiene semejante mérito.

4. Carrera Panamericana. 19 de noviembre de 1953. México, Lancia D24

El triunfo más memorable de Fangio sobre autos sport, en una carrera azarosa y veloz, al volante de una joya mecánica. Cuatro días, más de 3.000 kilómetros, rivalidad interna y hasta una tragedia –la muerte de su compañero Bonetto- le dieron una épica dimensión a la carrera que el balcarceño ganó casi con suficiencia al final.

3. Grand Prix de Mónaco, 21 de mayo de 1950. Monte Carlo, Alfa Romeo 158

La primera victoria en el Mundial de Conductores y una demostración de sagacidad que, a caballo del triunfo, quedaría grabada como uno de los más fenomenales atributos del argentino. Una foto antigua, una sensación distinta, el alerta del peligro: un piloto no es solamente un conductor. Un múltiple accidente elimina a nueve pilotos en la primera vuelta. Fangio sigue los signos de su intuición, pasa raspando ¡y gana por una vuelta de ventaja!

2. Grand Prix de la República Argentina,  15 de enero de 1955. Buenos Aires, Mercedes-Benz W196

Más mérito que éste, difícilmente. Un veterano de 44 años resistiéndose a derretirse bajo el sol ardiente que demuele a pilotos una y dos décadas más jóvenes. Y así durante tres horas de "soñar y sufrir" como lo catalogó el propio Fangio. Quedó en la historia como la Carrera del Calor. Un ejemplo de coraje y maestría en dosis iguales.

1. Grand Prix de Alemania, 4 de agosto de 1957. Nurburgring, Maserati 250F

Ya se conoce la anécdota. Fangio saca ventaja a Hawthorn y Collins, la pierde en los boxes, sale casi un minuto atrás, y bate nueve veces el record de vuelta del circuito más difícil del mundo para ganar y, de paso, conquistar su quinto título mundial. Es el pico más alto de rendimiento deportivo de Juan Manuel Fangio. Lo más importante. Logrado cuando hasta el propio balcarceño creía que su estrella había empezado a declinar. Una hazaña nunca jamás repetida. Por eso es la número 1 de las victorias. Sigue siendo, para muchos analistas, la mejor carrera de la historia de la Fórmula 1.

 

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