Fórmula 1
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Cuando Reutemann fue príncipe de Mónaco
Carlos Reutemann tuvo una fructífera carrera dentro de la Fórmula 1. En la máxima categoría permaneció por diez años y a lo largo del tiempo consiguió cosas muy importantes. Una de ellas fue ganar en el circuito callejero de Mónaco, uno de los trazados más emblemáticos de la historia del automovilismo.
Ese éxito en Montecarlo sirvió para dejar atrás una racha de casi 20 meses sin alegrías. Ese domingo 18 de mayo de 1980 tuvo un ganador que por el trámite de la carrera no era el favorito. El propio santafesino, una vez bajada la bandera a cuadros luego de las 76 vueltas, admiitió que no podía acceder a la victoria "si no se quedaban" tanto su compañero de equipo, el australiano Alan Jones (Williams), como el francés Didier Pironi (Ligier).
La lluvia apareció el jueves en los entrenamientos y volvería a decir presente el domingo en la parte final de la carrera. Pironi, quien venía de ganar en Zolder el GP de Bélgica con el Ligier-Ford, dominaba las prácticas libres con pista mojada y después el sábado, ya con piso seca, a la hora de la clasificación, con Reutemann acompañándolo en la primera fila.
El domingo la jornada se presentaba nublada y Pironi partió bien desde la pole, seguido de Reutemann, quien poco después perdería la segunda posición a manos de Alan Jones, su compañero de equipo en Williams. el francés lideraba con australiano pegado, mientras que Reutemann se encontraba unos segundos más atrás, delante de Jacques Lafitte con el otro Ligier, aunque vueltas más tarde se formaría un tren entre los seis primeros completado por Patrick Depailler (Alfa Romeo) y Nelson Piquet (Brabham).
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En la vuelta 25 de las 76 previstas en la carrera se produciría el primer golpe de escena cuando Jones se retiraba en los boxes con problemas en la transmisión de su FW07B, pero eso no significó el final de la presión para Pironi, ya que Reutemann, ya sin su compañero adelante, empezó a acercarse al francés.
Llegando a la mitad del recorrido Pironi finalmente conseguía alejarse y parecía encaminarse a su segunda victoria consecutiva en la Fórmula 1, pero su Ligier evidenciaba problemas en la caja de cambios, por lo que debió utilizarla lo menos posible y, cuando lo hacía, mantenía una mano sobre la palanca mientras conducía con la otra.
A la altura de la vuelta 45 comenzaron a caer algunas gotas de lluvia en el sector del Casino, lo cual luego se traduciría en una ligera llovizna que mojaba toda la superficie de la pista, pero ninguno de los pilotos buscaba entrar a pits para cambiar a neumáticos de lluvia.
Diez giros más tarde, el inconveniente en la caja de cambios y la lluvia harían un combo demasiado grande para Pironi, quien por las condiciones resbaladizas de la pista debía tener sus dos manos en el volante y al pasar por la plaza del Casino se le soltó el cambio y perdío el control de su auto, golpeando contra el muro para dañar el neumático delantero izquierdo y el brazo de suspensión del mismo lado.
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De esta manera Reutemann saltaba a la primera posición con una buena diferencia sobre Laffite y Piquet, pero la lluvia y también dudas sobre su caja de cambios no hicieron nada fáciles las últimas 22 vueltas de "Lole" hasta la bandera a cuadros.
"Apreté los dientes. Estaba primero, pero no podía permitirme el menor error. Mi visor tenía aceite. No sabía quién me lo había tirado. ¿Jones o Pironi? Empecé a sentir dura la tercera marcha, la segunda… Levanté el visor para poder ver mejor los lugares donde había más agua", indicó Reutemann después de la carrera.
"La segunda y tercera marchas no entraban bien. La goma trasera izquierda empezó a desinflarse y al auto le faltaba un poquito de equilibrio", describió el santafesino, respecto de las dificultades que atravesó en el tramo final de una histórica carrera.
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"No iba a parar a cambiar las gomas de ninguna manera. Sabía que habían trascurrido las tres cuartas partes de la carrera y que los organizadores deberían pararla si llovía más fuerte", señalaba el argentino. En resumen, se tuvo que levantar el visor para poder ver adelante y además transitó la parte más difícil de la carrera con piso mojado y gomas lisas...Así ganó Reutemann en Mónaco 1980.
En el podio, al lado de su alteza Rainiero y su esposa, la princesa Grace Kelly; y con su mujer de entonces, "Mimicha", el santafesino se sintió Príncipe por una tarde. "Siento que esto fue una revancha, que llegó tarde. A lo mejor, demasiado tarde", confesaba Reutemann.
La victoria de Reutemann en Mónaco significó su regreso al triunfo en la F1 después de una complicada temporada ´79 con Lotus y un inicio de campaña con Williams que lo había visto con tres abandonos en las primeras cinco carreras. Y si bien "Lole" ya no volvería a ganar en aquel 1980, el argentino cosecharía otros seis podios para cerrar el año tercero en el certamen de pilotos.