Opinión
BOTTAS Y UNA SUCESIÓN DE HECHOS QUIMÉRICOS
Antes de ponerse en marcha la Fórmula 1 en Australia, los vaticinios coincidían en ubicar como favorito a Mercedes por sobre Ferrari, que si bien demostró achicar la brecha respecto de los años anteriores, parecía que aún no había igualado el potencial de la casa germana.
Y dentro de ese supuesto dominio plateado, Lewis Hamilton tenía todas las de ganar, ya que es el británico el piloto más afianzado en el team, mucho más luego de la ida de Nico Rosberg, que pegó el portazo con el título debajo de su brazo.
En medio de tantos rumores, la llegada de Valtteri Bottas era previsible. Por varias razones: es un piloto que siempre estuvo en la mira de los grandes ojos de la Fórmula 1, cumplió un papel aceptable dentro de las posibilidades que le brindó Williams, pero había una que era la más importante: Toto Wolff, hoy director del team Mercedes, fue accionista de Williams en su momento y mucho tuvo que ver con la llegada del finlandés a la Fórmula 1. De hecho, hoy es Mika Hakkinen, otro finlandés ex campeón mundial, que administra los intereses del joven piloto escandinavo.
Nacido el 28 de 1989 en Nastola, al sur de Finlandia. Dexolló en 2007 en la F. Renault, en 2008 el Europeo y Noeruopeo. Saltó a la Fórmula 3 Europea y ganó el Master de Zandvoort. En 2011 fue campeón de GP3 Series. En 2012 sólo se dedicó a ser tester del equipo Williams de F.1.
En su casa, los Bottas conocen muy bien de qué se trata el competitivo mundo del deporte. A las exigencias de la Fórmula 1 por parte de Valtteri, su esposa, Emilia Pikkarainen, es una popular nadadora finlandesa, que integra el equipo olímpico de su país.
La Fórmula 1 sorprendió desde el arranque. En Australia, la victoria fue para Ferrari, con Sebastian Vettel en una versión más parecida a sus días de campeón en Red Bull. Allí Bottas actuó como un ladero de Hamilton, acompañándolo al podio de Melbourne. Luego apareciern dos actuaciones en las que el finlandés no recibió los mejores elogios: China y Bahrein. Hamilton se impuso en Shanghai, aunque el equipo de Maranello volvió a ser implacable en Sahkir, nuevamente con Vettel.
¿Qué se esperaba para Sochi? El terreno ruso parecía ser propicio para la recuperación de Mercedes, ya que el equipo alemán mantiene el invicto allí. Sin embargo, llegó el balde de agua fría el sábado de clasificación, con el 1-2 de Ferrari y una primera fila íntegramente roja como no sucedía desde Francia 2008.
Ante ese nuevo panorama, nadie dudaba de que se cortara aquella supremacía de Mercedes en Rusia. Y si se daba la improbable posibilidad de que no ganase Ferrari, el único que parecía en condiciones de imponerse era Hamilton. Pero los primeros metros fueron clave. Allí saltó desde el cuarto lugar Bottas, para adueñarse de la vanguardia, y a partir de allí construyó un memorable triunfo. Administró un ritmo contundente y supo aguantar el embate final de Vettel.
En esos últimos metros, donde los rezagados son partícipes de la definición, apareció Felipe Massa, que complicó el andar de Vettel, que le dedicó un saludo poco gentil desde el cockpit. Cualquier hecho antideportivo es repudiable, pero es lógica la postura del paulista a favor del finlandés. Hoy Massa está en la Fórmula 1 por el pase de Bottas de Williams a Mercedes.
Impensado triunfo de Bottas. Impensada derrota de Ferrari. Impensado nivel de Ferrari, que pese al resultado demostró estar igual o mejor apenas que las Flechas de Plata. Impensado nivel de Hamilton, que se hundió en la intrascendencia a la sombra de su compañero de equipo. La Fórmula 1 hoy recuperó aquello que todo evento deportivo necesita para alimentar su interés: desenlaces imprevistos. Hoy, todo aquello que estaba en los vaticinios, se diluyeron vuelta a vuelta…
