Alvarez en la CAF: bajo perfil y cintura política

Terminaron los festejos de los 80 años del TC, pasó la carrera de los mil kilómetros en Buenos Aires y Juan Manuel Silva sigue festejando la victoria. Pero lo que hubiera sido una semana de descanso y disfrute por lo alcanzado a nivel institucional y deportivo se conmovió ayer con la inesperada renuncia del Presidente de la Comisión Asesora y Fiscalizadora (CAF), el doctor Carlos Raúl Alvarez. La CAF fue creada en 1994 para que sea un ente con autonomía en decisiones relevantes y sanciones o multas por transgresiones a los reglamentos deportivos o técnicos de la ACTC, institución que a su vez se desligaba de tener que tomar medidas que involucren a sus pilotos asociados. Alvarez se mantuvo en la presidencia del cuerpo hasta ayer cuando se conoció la renuncia una vez confirmadas las clasificaciones de la carrera de Buenos Aires. Mas allá del revuelo que esto genere, la CAF por ahora mantendrá a los otros integrantes los doctores Oscar Denis Rivero y Jorge Luis Esquivel, junto con  el ex piloto Mario Gayraud.

Con la inesperada salida de Alvarez se cierra un ciclo en el que la CAF manejó con cierta habilidad y pocas veces con torpeza, varias situaciones delicadas que terminaron siempre en sanciones 'ejemplificadoras' tanto para pilotos, motoristas, técnicos o equipos. Bajo su presidencia hubo casos resonantes, sanciones importantes, decisiones difíciles que involucraron a pilotos pesados y que merecieron la atención. La impronta del reducido grupo de trabajo se fue amoldando. Con el paso del tiempo su integración tuvo modificaciones debido a salidas y llegadas de nuevos integrantes. A pesar de esas modificaciones Alvarez siempre se mantuvo y trató de imponer su propio estilo en la presidencia que bajo su mandato se mostró fuerte, intentó ser lo más justa posible y trató de tener una imagen despegada de la Comisión Directiva de turno. No fue fácil. Fue una tarea más dificultosa que aplicar sanciones con el reglamento en la mano.

Carlos Raúl Alvarez siempre hizo valer desde la presidencia de la CAF virtudes que varios integrantes de la ACTC carecían, y eran su escuela política, su cintura y su diplomacia. De cuna Justicialista, el ahora ex presidente de la CAF fue Diputado Nacional por el Peronismo Renovador en los periodos 1985-1989 y 1993-1997, además de ser activo dirigente la línea renovadora de Antonio Cafiero en cuya Gobernación de Buenos Aires fue su Ministro de Gobierno. Con la escuela dirigencial y del Parlamento, Alvarez hizo un culto del bajo perfil en los momentos más calientes de su gestión, en especial con aquellas sanciones pesadas que involucraron en su momento nada menos que a Diego Aventín (el hijo del Presidente Oscar durante muchos años), a Hugo Cuervo y su equipo Lincoln Sport Group por ejemplo con el tema de los aros en el motor de Aventín y con los plomos en el auto de Gabriel Ponce de León, a Néstor Girolami tras lo ocurrido en una carrera de Rafaela, y las más recientes de Omar Martínez por el motor fuera de reglamento y la de Mariano Werner por la maniobra contra Matías Rossi en la definiciòn del campeonato del año pasado. Al presidente de la CAF no le tembló el pulso en el momento de aplicar las sanciones (discutibles o no) más duras de la historia reciente de la ACTC, y sin embargo nunca quedó en medio de polèmicas. Mantuvo la prudencia. Ni cuando Juan María Traverso pegó el portazo de un corto ciclo de participación tras una polémica carrera de Trelew con el Gurí Martínez en la escena. Los insultos del Flaco ni lo conmovieron.

Las decisiones se tomaron, a veces tarde, pero en los casos más relevantes fueron firmes. Nunca enfrentó a las políticas de la ACTC, mucho menos a Oscar Aventín, con quien además está vinculado familiarmente ya que su hija está casada con Diego, hijo de Oscar. Pero Aventín un día dejó su cargo y el que lo ocupó fue su vicepresidente Hugo Mazzacane. Y aquí tampoco quedó al descubierto cuando estalló el escándaloso caso del motor del Ford del 'Gurí' Martínez, la sospecha sobre varios pilotos más y la salida del Comisario Técnico Alejandro Solga. Tampoco con la sanción a Werner. Siendo del tronco 'aventinista' Alvarez siempre trató de mostrarse neutral y alejado del calor de la mesa chica en las discusiones de Bogotá 166. El desgaste de estos años intensos al frente de la CAF ayudó para que, tras algunas cuestiones particulares y pasados los festejos, todo se juntara y empujara para que Alvarez tomara la decisiòn. La gestiòn actual de Mazzacane se quedó sin referentes de peso del ciclo aventinista. Varios históricos que antes estaban cerca o en funciones ya no lo están (Ríos, Solga, Alvarez y los mismos Aventín parde e hijo). Gradualismo para un cambio de ciclo, cambio de aire.

Con la ropa de Gala de semejante festejo todavía puesta, Mazzacane no ha tenido tiempo para disfrutar el post carrera y ahora tendrá que revitalizar al grupo que queda en la CAF lo cual no será tarea sencilla ni fácil, tratándose de una pieza clave en el fuincionamiento armonioso y necesario entre la Comisiòn Directiva, CAF, pilotos, preparadores y reglamentos que hay que cumplir siempre. Guste o no. El culto del bajo perfil y la cintura polìtica de Alvarez busca reemplazo.  

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